"Debo ser más radical en lo digital" · ELPAÍS.com: "- Enviado mediante la barra Google"
Alan Rusbridger tuvo hace un año entre sus manos una información que no podía publicar. Concernía a una compañía petrolera. Estaba atado de pies y manos por mandato judicial. Así que puso un mensaje en su Twitter -red social de mensajes cortos- que, según recuerda, decía algo así como: "Lo siento, no podemos publicar la historia de una compañía que no puedo nombrar por razones que no os puedo decir". Rusbridger cuenta que en cuestión de 24 horas, los usuarios de Twitter se encargaron de desentrañar de qué compañía se trataba, cuáles eran los documentos comprometedores y qué le impedía al diario británico publicar el reportaje. La pelota se hizo tan grande que la historia acabó reventando y se conocieron los atropellos medioambientales y contra la salud en que había incurrido la petrolera Trafigura en Costa de Marfil.
Alan Rusbridger tuvo hace un año entre sus manos una información que no podía publicar. Concernía a una compañía petrolera. Estaba atado de pies y manos por mandato judicial. Así que puso un mensaje en su Twitter -red social de mensajes cortos- que, según recuerda, decía algo así como: "Lo siento, no podemos publicar la historia de una compañía que no puedo nombrar por razones que no os puedo decir". Rusbridger cuenta que en cuestión de 24 horas, los usuarios de Twitter se encargaron de desentrañar de qué compañía se trataba, cuáles eran los documentos comprometedores y qué le impedía al diario británico publicar el reportaje. La pelota se hizo tan grande que la historia acabó reventando y se conocieron los atropellos medioambientales y contra la salud en que había incurrido la petrolera Trafigura en Costa de Marfil.
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